jueves, 26 de diciembre de 2013

Sobran las Palabras, (Enough Said) 2013


    Jugando con cartas marcadas



Estamos ante una película con serios altibajos. Lo mejor son sin duda las escenas que comparten los protagonistas, una Julia Louis-Dreyfus en un registro no muy lejano de su Elaine, la neurótica ex-novia de "Senfield" y James Gandolfini ahondando en el papel de hombre tierno encerrado en un físico de luchador de sumo que bordó en "Los Soprano"

La historia no puede ser más simple: Eva, una masajista, conoce en una fiesta a Albert y surge la chispa entre ambos. Un buen día se da cuenta de que una de sus clientes es la ex-mujer de Albert y en lugar de poner las cartas sobre la mesa, llevada por su inseguridad, decide seguir escuchando las historias que ésta le cuenta sobre su ex-marido. Nada bueno, como es de esperar, puede salir de dicha situación.

Hay varios puntos negativos que se van percibiendo a lo largo del metraje: Los personajes secundarios carecen de cualquier entidad, tan sólo son un relleno entre las escenas de los protagonistas; es casi un delito el modo en que se desaprovecha a una actriz tan buena como Toni Collette, aquí una mera comparsa. La dirección es plana, sin matices, bastante televisiva y la banda sonora no es nada del otro jueves, con cancioncillas de esas dulzonas punteando algunas escenas.


En una de las mejores escenas Albert (Gandolfini) le dice a Eva: “Me has roto el corazón”. Produce mucha tristeza pensar que su corazón se rompería de verdad poco después de rodar esta película. Un ataque al corazón acabó prematuramente con la vida de este fascinante actor que encarnó como nadie al mafioso Tony Soprano, un monstruo con lado sensible. Sólo por ver por última vez esos ojos tristes llenos de expresividad ya merece la pena el precio de la entrada pero hay algo más:

Es una de las mejores reflexiones que he visto sobre lo peligroso que puede llegar a ser el buscar la seguridad a toda costa, el miedo al cambio, el no dar un paso sin antes sacar la brújula para asegurarse de que el rumbo es el correcto. Una táctica que nos libra, tal vez, de algún que otro disgusto pero pagando el altísimo precio de haber dejado pasar lugares remotos a los que no nos atrevimos a ir, juegos divertidos en los que nunca nos permitimos participar o bocas apetitosas que nunca nos arriesgamos a besar. No merece la pena. Nunca.

Recapitulando: La peli es regularcilla pero los diálogos no están mal, hay química entre los protagonistas y es de lo último que rodó James Gandolfini antes de morir ¿Aún te quedan dudas para ir a verla?



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