Jugando con cartas marcadas
Estamos
ante una película con serios altibajos. Lo mejor son sin duda las escenas que
comparten los protagonistas, una Julia Louis-Dreyfus en un registro no muy
lejano de su Elaine, la neurótica ex-novia de "Senfield" y James Gandolfini ahondando en el papel
de hombre tierno encerrado en un físico de luchador de sumo que bordó en "Los Soprano"
La
historia no puede ser más simple: Eva, una masajista, conoce en una fiesta a
Albert y surge la chispa entre ambos. Un buen día se da cuenta de que una de
sus clientes es la ex-mujer de Albert y en lugar de poner las cartas sobre la mesa,
llevada por su inseguridad, decide seguir escuchando las historias que ésta le
cuenta sobre su ex-marido. Nada bueno, como es de esperar, puede salir de dicha
situación.
Hay varios
puntos negativos que se van percibiendo a lo largo del metraje: Los personajes
secundarios carecen de cualquier entidad, tan sólo son un relleno entre las
escenas de los protagonistas; es casi un delito el modo en que se desaprovecha
a una actriz tan buena como Toni Collette, aquí una mera comparsa. La dirección
es plana, sin matices, bastante televisiva y la banda sonora no es nada del
otro jueves, con cancioncillas de esas dulzonas punteando algunas escenas.
En una de
las mejores escenas Albert (Gandolfini) le dice a Eva: “Me has roto el corazón”.
Produce mucha tristeza pensar que su corazón se rompería de verdad poco después
de rodar esta película. Un ataque al corazón acabó prematuramente con la vida
de este fascinante actor que encarnó como nadie al mafioso Tony Soprano, un monstruo
con lado sensible. Sólo por ver por última vez esos ojos tristes llenos de expresividad ya
merece la pena el precio de la entrada pero hay algo más:
Es una de
las mejores reflexiones que he visto sobre lo peligroso que puede
llegar a ser el buscar la seguridad a toda costa, el miedo al cambio, el no dar un paso sin antes
sacar la brújula para asegurarse de que el rumbo es el correcto. Una táctica
que nos libra, tal vez, de algún que otro disgusto pero pagando el altísimo
precio de haber dejado pasar lugares remotos a los que no nos atrevimos a ir, juegos divertidos en los que nunca nos permitimos participar o
bocas apetitosas que nunca nos arriesgamos a besar. No merece la pena. Nunca.
Recapitulando:
La peli es regularcilla pero los diálogos no están mal, hay química entre los protagonistas y es de lo
último que rodó James Gandolfini antes de morir ¿Aún te quedan dudas para ir a verla?
Sobran las palabras, José. gran texto,
ResponderEliminarA veces hacen falta: Muchas gracias, Nino.
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