Entre la nostalgia y la nada
Cuando se encendieron todas las
luces de la sala y la pantalla del cine se quedó en blanco miré el reloj
extrañado, parecía mentira que hubiesen pasado tan rápido los 150 minutos
de proyección. No conozco mejor indicador de cuánto me ha gustado una película.
Lo raro es que no suelen atraerme
las películas sin un nudo narrativo, las que persiguen la belleza a través de
encuadres bonitos y música a juego, sin un propósito narrativo claro: Antonioni, por ejemplo, no
volvería a ver uno de sus bodrios salvo por orden judicial. Aquí, sin embargo, todo encaja a la perfección.
En La gran belleza, el director
Paolo Sorrentino sabe ir más allá de un
bonito envoltorio para conseguir una maravillosa sinfonía de color y
música, la banda sonora, omnipresente, sabe combinar composiciones clásicas
de Bizet o Arvo Pärt y congas o mambos discotequeros con un resultado
hipnótico. Crea, además, un personaje principal irrepetible: Jep Gambardella,
una versión madura y refinada de el Marcello de la felliniana La Dolce Vita. Desde
ahora merece figurar ya en el panteón de personajes irrepetibles del cine
italiano. Toni Servillo da un recital de
contención de gestos, riqueza en la mirada y refinada elegancia.
Como en todas las grandes
películas, la acción transcurre en dos lugares distintos, la que vemos en la pantalla y
otra paralela en nuestro interior, una especie de eco que resuena con nuestros
miedos y obsesiones. Eco que en las malas películas está ausente. A través de
la mirada de Gambardella
vemos, por ejemplo, un barco que ha naufragado y que puede evocar cosas
distintas según el espectador. A mí, como al protagonista, me produce
tristeza, mucha tristeza, como siempre que me asomo a ese vacío interior del
que me paso la vida huyendo.
Entiendo perfectamente lo que nos dice Jeb algo después: “Todo se muere a mi alrededor. Así me siento yo a veces.
Puede que te aburra
y pienses ¿Pero qué se habrá fumado éste? o puede que la ames, te parezca hechizante y la veas
más de una vez; en cualquier caso te aseguro que no te dejará indiferente.
¿De cuántos estrenos cinematográficos actuales puedes decir eso?
Me he detenido en tu blog
ResponderEliminarsiempre salgo a recorrer nuevas ideas
Y si bien no voy mas al cine me ha gustado ver como describes con talento una pelicula
saludos desde Miami
Muchas gracias por tu visita y tus amables palabras, Recomenzar. Muy sana tu constumbre, las nuevas ideas son las que hacen que el mundo se mueva.
EliminarUn abrazo desde Asturias
ResponderEliminarHaciendo por un momento abstracción ( o no ) de otras realidades que han teñido de sangre esta fecha, la noche de le 14 juillet (2016) bien puede ser considerada una fiesta para la mirada.
No, para nada tu crítica me resultó una " timadora " de lo que ayer vi fuera y dentro de pantalla. Fuera y dentro del pensamiento.
Una belleza con raiz ( que es lo importante ) que invita a repetir. Sustanciosa !
Un abrazo, José Manuel.
Ay, se me fue al limbo de las respuestas perdidas lo que acabo de escribir. En fin:
EliminarTe decía que casi ya no me acordaba de esta crítica, ya ha llovido. Esta peli la vi 3 veces y no me cansa. Me sigue pareciendo hipnótica. La viste en el CICA, ¿no?
La última de Sorrentino es más irregular no me atrevo a recomendarla, aunque a mí me ha gustado mucho. "Youth" curioso título para una peli que trata de la vejez y el paso del tiempo. Michael está maravilloso.
Perdona,Juncal,se me olvidó ponerte el enlace. Vaya día ;-)
Eliminarhttp://www.filmaffinity.com/es/film667569.html
ResponderEliminar¿ CICA ? Ni siquiera sabía lo que era eso :-) No, la vi por vez primera en la cadena TCM este 14 de julio. TCM se presenta como : El cine que ya tenías que haber visto ;-)
"Juventud". Gracias José Manuel, estaré pendiente para cuando se cruce :-)
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